Un colegio de Silicon Valley no computa

Traducci�n del original en ingl�s: “A Silicon Valley School That Doesn�t Compute” publicado en el New York Times el domingo 22 de octubre de 2011. De la traducci�n: copyright (c) Pau Garcia i Quiles, 2011.

Un colegio de Silicon Valley no computa

Por MATT RICHTEL

LOS ALTOS, California — El Director T�cnico de Ebay env�a a sus hijos a un colegio local de nueve aulas. Lo mismo hacen empleados de gigantes de Silicon Valley como Google, Apple, Yahoo y Hewlett-Packard.

Sin embargo, las principales herramientas de ense�anza del colegio son todo menos alta tecnolog�a: l�pices y papel, agujas de coser y, ocasionamente, barro. Ni un ordenador a la vista. Absolutamente ninguna pantalla. No se permiten en el aula, y el colegio observa con gesto torcido su uso en casa.

Los colegios de todo el pa�s se han dado prisa en dotar a sus aulas de ordenadores, y muchos altos cargos de educaci�n opinan que no hacerlo ser�a una estupidez. Pero en el epicentro de la econom�a tecnol�gica, lo que encontramos es el punto de vista contrario: ordenadores y escuela no casan.

Estamos en el Colegio Waldorf de la Pen�nsula, uno de los 160 colegios Waldorf del pa�s que suscriben una filosof�a de ense�anza centrada en la actividad f�sica y el aprendizaje a trav�s de actividades creativas y pr�cticas. Los que apoyan este enfoque dicen que los ordenadores inhiben el pensamiento creativo, el movimiento, la interacci�n humana y que distraen.

El m�todo Waldorf naci� hace casi un siglo, pero su huella aqu� entre los digerati [contracci�n de “digital literati”, referido a la �lite de las comunidades virtuales y la industria inform�tica, N del T] hace evidente el intenso debate sobre el rol de los ordenadores en educaci�n.

“Me opongo categ�ricamente la idea de que se necesitan ayudas tecnol�gicas en Escuela Secundaria”, dice Alan Eagle, de 50 a�os, cuya hija Andie es uno de los 196 ni�os en la Escuela Infantil Waldorf y cuyo hijo William, de 13 a�os, es alumno de la escuela secundaria que est� cerca. “La idea de que una aplicaci�n en un iPad puede ense�ar mejor a mis hijos a leer o hacer c�lculos aritm�ticos es rid�cula”.

El se�or Eagle sabe algo de tecnolog�a. Es Ingeniero Inform�tico por la Universidad de Dartmouth y trabaja en comunicaciones ejecutivas en Google, donde ha escrito discursos para el presidente, Eric E. Schmidt. �l usa un iPad y un smartphone. Pero dice que su hija, en Quinto Grado, “no sabe usar Google”, y su hijo est� empezando a aprender. (A partir de Octavo Grado, la escuela permite un uso limitado de dispositivos electr�nicos).

Tres cuartos de los estudiantes aqu� tienen padres con fuerte conexi�n con la alta tecnolog�a. El se�or Eagle, como otros padres, no ve contradicci�n. La tecnolog�a, dice, tiene su momento y lugar: “si yo trabajara en Miramax e hiciera pel�culas er�ticas, por muy buenas que fueran, no querr�a que mis hijos las vieran hasta que tuvieran 17 a�os”.

Mientras que otros colegios de la regi�n presumen de sus aulas computerizadas, el colegio Waldorf abraza una metodolog�a simple, casi retro: pizarras con tizas de colores, estanter�as con enciclopedias, pupitres de madera llenos de cuadernos de trabajo, y l�pices del n�mero 2.

Un martes no hace mucho, Andie Eagle y sus compa�eros de Quinto Grado refrescaban sus habilidades tejedoras, zigzagueando agujas de coser sobre madejas de lana, haciendo muestras. Seg�n el colegio, esta actividad ayuda a desarrollar habilidades de resoluci�n de problemas, identificaci�n de patrones, matem�ticas y coordinaci�n. Su objetivo a largo plazo: hacer calcetines.

Al final del pasillo, un profesor taladraba a sus alumnos de Tercer Grado con lecciones de multiplicaci�n y les ped�a que imaginasen que sus cuerpos eran rel�mpagos. Les preguntaba un problema matem�tico -cuatro veces cinco- y, al un�sono, gritaron “20” y chasquearon los dedos sobre los n�meros en la pizarra. Un aula de calculadoras humanas.

En Segundo Grado, los estudiantes en pie formaban un c�rculo y aprend�an idiomas mediante la repetici�n de versos que recitaba el profesor, mientras se pasaban bolsas de guisantes cual pelota de beisbol. Es un ejercicio que intenta sincronizar cuerpo y mente. En �sta, como en otras clases, el d�a puede empezar recitando o leyendo un verso sobre Dios que no hace menci�n a ninguna divinidad concreta.

La profesora de Andie, Cathy Waheed, que fue ingeniera inform�tica, intenta hacer que el aprendizaje sea al mismo tiempo irresistible y muy tangible. El a�o pasado les ense�� fracciones haciendo que los ni�os partieran comida -manzanas, quesadillas y pasteles- en cuartos, mitades y dieciseisavos.

“Las siguientes tres semanas nos comimos nuestras fracciones”, dice. “Cuando tuve suficientes piezas fraccionarias del pastel, ya ten�a su atenci�n”.

Algunos expertos en educaci�n se�alan que las presiones para equipar las aulas con ordenadores son injustificadas, porque los estudios no muestran mejores resultados en ex�menes ni ninguna otra ganancia mesurable.

�Es mejor aprender con fracciones de pastel y cosiendo? El Waldorf dice que es dif�cil de comparar, en parte porque ellos, como colegio privado, no hacen los ex�menes est�ndar en niveles infantiles. El Waldorf reconoce que sus estudiantes de primeros grados no lo har�an bien en esos ex�menes porque, dicen, no les taladran con el curr�culo est�ndar de matem�ticas y lectura.

Cuando se les pregunta por evidencia sobre la efectividad de su metodolog�a, la Asociaci�n de Colegios Waldorf de Norteam�rica apunta al estudio de un grupo filial que muestra que un 94% de los estudiantes que se graduaron de los Institutos Waldorf en Estados Unidos entre 1994 y 2004 pasaron a la universidad, y muchos de ellos fueron admitidos en instituciones de prestigio como Oberlin, Berkeley y Vassar.

Obviamente los n�meros no sorprenden: estos estudiantes proceden de familias que valoran la educaci�n lo suficiente como para elegir selectos colegios privados, y normalmente tienen los medios para pagarlos. Es dif�cil separar los efectos de los m�todos instructivos de baja tecnolog�a de otros factores. Por ejemplo, los padres del Colegio de Los Altos dicen que �ste atrae a grandes profesores que pasan por una intensa fase de aprendizaje usando la metodolog�a de los Waldorf, y que esto crea un fuerte sentimiento de “misi�n” del que carecen otros colegios.

A falta de evidencia clara, el debate se reduce a la subjetividad, a la elecci�n de los padres, y a las diferencias de opini�n acerca de una palabra: compromiso. Los que abogan por equipar los colegios con tecnolog�a dicen que los ordenadores mantienen la atenci�n de los estudianes y que, de hecho, los j�venes que se han destetado con dispositivos electr�nicos no se manejan sin ellos.

Ann Flynn, Directora de Tecnolog�as Educativas de la Asociaci�n Nacional de Consejos Escolares, que representa a los consejos escolares de todo el pa�s, dice que los ordenadores son esenciales: “si los colegios tienen acceso a las herramientas y se las pueden permitir, pero no las usan, est�n enga�ando a nuestros ni�os”.

Paul Thomas, anteriormente maestro y ahora profesor asociado de educaci�n en la Universidad Furman [la m�s prestigiosa de Carolina del Sur, N del T], que ha escrito 12 libros sobre m�todos educativos en la escuela p�blica, no est� de acuerdo: “poca tecnolog�a en el aula favorece el aprendizaje”.

“Ense�ar es una experiencia humana”, dice. “La tecnolog�a es una distracci�n cuando lo que necesitamos es alfabetizaci�n, conocimientos de c�lculo num�rico y pensamiento cr�tico”.

Y los padres de los Waldorf argumentan que el compromiso real se consigue con buenos profesores y programaciones did�cticas interesantes.

“El compromiso requiere contacto humano, contacto con el profesor, contacto con los compa�eros”, dice Pierre Laurent, de 50 a�os, que trabaja en una start-up de alta tecnolog�a y anteriormente trabaj� en Intel y Microsoft. Tiene tres hijos en colegios Waldorf y qued� tan impresionado con los colegios que su esposa M�nica se incorpor� como profesora en 2006.

Donde los defensores de dotar las aulas de tecnolog�a dicen que los ni�os necesitan pasar m�s tiempo con el ordenador para competir en el mundo moderno, los padres del Waldorf contraatacan: �qu� prisa hay, visto lo f�cil que es adquirir esos conocimientos?

“Es superf�cil. Es como aprender a usar la pasta de dientes” dice el se�or Eagle. “En Google y dem�s empresas hacemos la tecnolog�a lo m�s f�cil de usar posible, para tontos. No hay raz�n para que los ni�os no se enganchen cuando sean mayores”.

Tambi�n hay muchos padres relacionados con la alta tecnolog�a en un colegio Waldorf en San Francisco y al norte de all�, en el Colegio Greenword de Mill Valley, que no tiene una acreditaci�n Waldorf pero s� est� inspirado por sus principios.

Hay unos 40 colegios Waldorf en California, una desproporci�n. Quiz� porque el movimiento est� echando ra�ces aqu�, dice Lucy Wurtz, quien, junto con su marido Brad ayud� a fundar el Instituto Waldorf de Los Altos en 2007. El se�or Wurtz es Director Ejecutivo de Power Assure, que ayuda a los centros de datos computerizados a reducir su consumo energ�tico.

La experiencia de los Waldorf no sale barata: la matr�cula anual en los colegios de Silicon Valley cuesta 17.750 d�lares [12885 EUR, N del T] desde guarder�a la hasta Octavo Grado, y 24.400 d�lares [17713 EUR, N del T] en el instituto, aunque la se�ora Wurtz dice que dan ayuda econ�mica. Ella dice que el padre t�pico de Waldorf tiene un amplio rango de colegios p�blicos y privados de �lite donde elegir, suele ser progresista y con educaci�n superior, con ideas claras sobre educaci�n. Tambi�n suelen tener claro que cuando toque que sus hijos aprendan nuevas tecnolog�as, tendr�n los medios y los expertos en casa.

Los estudiantes, mientras tanto, dicen que no echan en falta la tecnolog�a, y que tampoco est�n haciendo el mono. Andie Eagle y sus compa�eros de Quinto Grado dicen que ven pel�culas de vez en cuando. Una chica, cuyo padre trabaja como ingeniero en Apple, dice que a veces su pap� le pide que pruebe los juegos que est� depurando. Un chico juega con simuladores de vuelo los fines de semana.

Los estudiantes dicen que se frustran cuando sus padres y parientes se centran tanto en tel�fonos y otros dispositivos. Aurad Kamkar, de 11 a�os, dice que recientemente visit� a unos primos y se encontr� con que estaban los cinco sentados, jugando con sus cacharrillos, y sin hacerse caso unos a otros. �l se puso a mover los brazos delante de ellos: “Les dec�a: ‘Hola chicos, estoy aqu�����'”.

Finn Heilig, de 10 a�os, cuyo padre trabaja en Google, dice que le gusta aprender con l�piz y papel m�s que con un ordenador, porque as� puede ver c�mo progresa con el tiempo.

“Puedes mirar atr�s y ver lo mala que era tu letra en Primer Grado. No puedes hacer eso con los ordenadores porque todas la letra es siempre igual”, dice Finn. “Adem�s, si aprendes a escribir en papel, puedes escribir aunque te caiga agua en el ordenador o se vaya la luz”.

Fotograf�as en el art�culo

• Encabezado (ni�a acostada en un pupitre leyendo): “El Colegio Waldorf de Los Altos, California, evita la tecnolog�a. Aqu�, Bryn Perry lee sobre un pupitre”
• Lateral izquierdo: “Cathy Waheed helps Shira Zeev, a fifth grader. Waldorf parents are happy to delay their children’s engagement with technology”

Presentaci�n “Escuela a la antigua en Silicon Valley“

• Foto 1Mientras los colegios de todo el pa�s se han dado prisa en dotar a sus aulas de ordenadores, el Colegio Waldorf de la Pen�nsula, en Los Altos, California, tiene una pol�tica de “pantallas no”. Y sin embargo, es una elecci�n frecuente para hijos cuyos padres trabajan en gigantes de Silicon Valley como Google, Apple y Yahoo.
• Foto 2Hay 160 colegios Waldorf del pa�s que suscriben una filosof�a de ense�anza centrada en la actividad f�sica y el aprendizaje a trav�s de actividades creativas y pr�cticas. Los que apoyan este enfoque dicen que los ordenadores inhiben el pensamiento creativo, el movimiento, la interacci�n humana y que distraen.
• Foto 3Representantes del colegio dicen que el padre t�pico de Waldorf tiene un amplio rango de colegios p�blicos y privados de �lite donde elegir, suele ser progresista y con educaci�n superior, con ideas claras sobre educaci�n. Tambi�n suelen tener claro que cuando toque que sus hijos aprendan nuevas tecnolog�as, tendr�n los medios y los expertos en casa.
• Foto 4El m�todo Waldorf naci� hace casi un siglo, pero su huella aqu� entre los digerati [contracci�n de “digital literati”, referido a la �lite de las comunidades virtuales y la industria inform�tica, N del T] hace evidente el intenso debate sobre el rol de los ordenadores en educaci�n. Tres cuartas pares de los estudiantes del colegio de Los Altos tienen padres con fuerte conexi�n la alta tecnolog�a.
• Foto 5Mientras que otros colegios de la regi�n presumen de sus aulas computerizadas, el colegio Waldorf abraza una metodolog�a simple, casi retro: pizarras con tizas de colores, estanter�as con enciclopedias, pupitres de madera llenos de cuadernos de trabajo, y l�pices del n�mero 2.
• Foto 6Los padres de los Waldorf argumentan que el compromiso real se consigue con buenos profesores y programaciones did�cticas interesantes. Aqu�, Shira Zeev escucha a su maestra de Quinto Grado durante una clase.
• Foto 7Los estudiantes hacen ensalada de las verduras que han crecido en el jard�n del colegio. El aprendizaje en el colegio es a menudo irresistible y muy tangible. El a�o pasado, una maestra ense�� fracciones haciendo a los ni�os cortar la comida -manzanas, quesadillas y pasteles- en cuartos, mitades y dieciseisavos.
• Foto 8La experiencia de los Waldorf no sale barata: la matr�cula anual en los colegios de Silicon Valley cuesta 17.750 d�lares [12885 EUR, N del T] desde guarder�a la hasta Octavo Grado, y 24.400 d�lares [17713 EUR, N del T] en el instituto, aunque la se�ora Wurtz dice que dan ayuda econ�mica.
• Foto 9Trabajo en clase: los estudiantes practican sus habilidades tejedoras, zigzagueando agujas de coser sobre madejas de lana, haciendo peque�as muestras. Seg�n el colegio, esta actividad ayuda a desarrollar habilidades de resoluci�n de problemas, identificaci�n de patrones, matem�ticas y coordinaci�n. Objetivo a largo plazo: hacer calcetines.
• Foto 10Algunos expertos en educaci�n se�alan que las presiones para equipar las aulas con ordenadores son injustificadas, porque los estudios no muestran mejores resultados en ex�menes ni ninguna otra ganancia mesurable. �Es mejor aprender con fracciones de pastel y cosiendo? Los que apuestan por el Waldorf dicen que es dif�cil de comparar, en parte porque ellos, como colegio privado, no hacen los ex�menes est�ndar en niveles infantiles.
• Foto 11Los estudiantes, mientras tanto, dicen que no echan en falta la tecnolog�a, y que tampoco est�n haciendo el mono. Andie Eagle y sus compa�eros de Quinto Grado dicen que ven pel�culas de vez en cuando. Una chica, cuyo padre trabaja como ingeniero en Apple, dice que a veces su pap� le pide que pruebe los juegos que est� depurando. Un chico juega con simuladores de vuelo los fines de semana. Aqu�, Sakurako Kida, de 10 a�os, lee en japon�s en clase.
• Foto 12En Segundo Grado, los estudiantes en pie formaban un c�rculo y aprend�an idiomas mediante la repetici�n de versos que recitaba el profesor, mientras se pasaban bolsas de guisantes cual pelota de beisbol. Es un ejercicio que intenta sincronizar cuerpo y mente.

M�s

Este art�culo es parte de la serie “Poniendo nota a la Escuela Digital” del New York Times.

Nota

Aunque en el art�culo de Matt Richtel se hace referencia las escuelas Waldorf, NO comulgo con su metodolog�a, ideolog�a ni filosof�a. Es m�s, recomiendo encarecidamente leer el art�culo “Antroposof�a: la secta y su banco” de Mauricio Jos� Schwarz.